En Obrescat nos encontramos cada semana con la misma situación: hijos preocupados porque sus padres quieren seguir en su piso de siempre, pero la casa ya no acompaña al ritmo de la edad. Suelos resbaladizos, bañeras altísimas, pasillos estrechos… Al final, todo el mundo repite una idea parecida: “Queremos tranquilidad, no estar cada día con el miedo a una caída”. Ahí es donde entran las reformas accesibles para personas mayores, pensadas no solo para evitar accidentes, sino para que el día a día sea más fácil, cómodo y digno.

Nuestro objetivo nunca es convertir el hogar en algo frío o hospitalario. Todo lo contrario: se trata de hacer la vivienda más cómoda para un familiar mayor, manteniendo su personalidad, sus recuerdos y su manera de vivir la casa, pero eliminando esas pequeñas trampas que se han ido quedando con los años.
Mirar tu casa con los ojos de quien la usará mañana
El primer paso que damos en Obrescat no tiene nada que ver con catálogos ni materiales. Entramos en la vivienda y la recorremos como si fuéramos esa madre o ese padre dentro de cinco o diez años. Imaginamos cómo será levantarse por la noche para ir al baño, cómo será ducharse con menos fuerza en las piernas o cómo afectará una futura movilidad reducida.
En ese ejercicio aparece muy claramente la necesidad de preparar el domicilio ante movilidad reducida: quizá ahora todavía suben ese escalón del balcón sin pensar, o se meten en la bañera con cierto esfuerzo, pero ya se ve que en un tiempo será un obstáculo serio. A veces no hace falta que un médico diga nada; el propio piso te está pidiendo cambios. Y es mejor adelantarse con calma que tener que hacer obras a toda prisa después de una caída.
El baño, ese punto crítico que nadie quiere que falle
Si tuviéramos que elegir solo una estancia donde actuar primero, lo tenemos clarísimo: el baño. Es donde se mezclan agua, prisa, suelo frío y poca superficie para apoyar las manos. En la práctica, es el lugar donde más sustos se producen y, paradójicamente, el que más se tarda en adaptar porque “todavía me apaño”.
Cuando planteamos adaptar el piso para una persona mayor, empezamos casi siempre por aquí: cambio de bañera por ducha a ras de suelo, mampara sin perfil inferior, grifería sencilla de manejar, un inodoro un poco más alto y barras de apoyo donde realmente se utilizan, no solo “para quedar bien”. Lo bonito es cuando volvemos al cabo de unos meses y nos dicen: “Ahora me ducho tranquila, ya no tengo miedo de resbalar”. Esa frase justifica toda la obra.
En muchos pisos antiguos de la ciudad esto se complica un poco más, porque el baño es pequeño, está mal distribuido o tiene una ventana o un pilar justo donde no conviene. Ahí entra la parte de diseño y de experiencia: encajar todo para que sea práctico, fácil de limpiar y no parezca un mini hospital dentro de casa.
Cuando el piso es antiguo, pero nadie quiere renunciar a su encanto
Barcelona está llena de pisos con alma: techos altos, pasillos larguísimos, mosaicos hidráulicos, puertas de madera maciza… y barreras por todas partes. Aquí el reto es adaptar vivienda antigua en Barcelona sin cargarse esa esencia que hace que tus padres digan “yo de aquí no me muevo”.

En estos casos trabajamos con bisturí, no con martillo. Conservamos lo que da carácter y actuamos sobre lo que impide un uso cómodo: ensanchar la puerta del baño para que en el futuro pueda pasar un caminador, suavizar escalones entre habitaciones, unificar suelos para evitar cambios bruscos de nivel. Todo ello forma parte de un enfoque global de reformas accesibles en pisos en los que la historia del lugar sigue presente, pero ya no supone un peligro.
Muchas veces el problema no está solo dentro de la vivienda, sino en el portal, las escaleras o el ascensor. Ahí es donde la accesibilidad en edificios antiguos se convierte en tema de comunidad: quizá hay un escalón alto para entrar, un tramo de escaleras antes del ascensor o un portero automático que obliga a estirarse demasiado. No siempre se puede resolver todo de golpe, pero sí coordinar lo que se hace en el interior con las decisiones que se toman en la finca para que el conjunto tenga sentido.
Adaptar espacios pequeños sin que la casa pierda aire
Otra situación muy habitual es la de los pisos reducidos, esos de barrio, donde parece que no cabe ni un cambio más. Muchas familias nos dicen: “Mi casa es tan pequeña que no se puede hacer nada”, y justo ahí empieza el trabajo de buscar soluciones accesibles para pisos pequeños en Barcelona.
La clave está en pensar en tres dimensiones: ganar paso cambiando el sentido de apertura de las puertas, apostar por correderas donde sea posible, liberar suelo retirando muebles innecesarios y concentrando el almacenaje en columnas o estanterías bien resueltas. A veces eliminar un mueble pesado y recolocar otros tres ya hace que el recorrido del sofá al baño sea mucho más fluido y seguro.
Todo esto lo enmarcamos en una mejora de accesibilidad en viviendas antiguas catalanas que va más allá de “poner una barra aquí y allá”. Se trata de que la persona mayor pueda moverse por su casa sin ir sorteando obstáculos, apoyarse donde lo necesita, verlo todo mejor gracias a una iluminación bien pensada y, en definitiva, seguir controlando su propio espacio. En algunas ocasiones cuando se decide lo contrario, muchos usuarios prefieren alquilar su vivienda para rentabilizar.
Planificar por fases: adaptar sin descuadrar el presupuesto
No todo el mundo puede ni quiere meterse en una reforma integral de golpe. Lo entendemos perfectamente. Por eso, cuando hablamos con las familias, solemos priorizar actuaciones que sirvan tanto para el presente como para el futuro, buscando reformas económicas para adaptar el hogar sin renunciar a la seguridad.
Lo habitual es empezar por el “pack crítico”: baño adaptado, eliminación de los escalones más peligrosos, mejora básica de la iluminación en pasillos y entrada al baño, y revisión de suelos resbaladizos. A partir de ahí, se puede seguir con cambios en la cocina, en el dormitorio principal, en balcones o terrazas, e incluso en la redistribución de muebles, siempre con la idea de hacer la vivienda más cómoda para un familiar mayor a medio y largo plazo.
En Obrescat intentamos que cada fase tenga sentido por sí misma. Es decir, que no hagas algo hoy que tengas que tirar mañana. Y cuando se trata de preparar el domicilio ante movilidad reducida, lo ideal es que todas las decisiones sumen hacia un mismo objetivo, aunque se ejecuten en diferentes momentos.
Cómo te acompaña Obrescat en todo este proceso
Sabemos que no es una reforma cualquiera. No se trata solo de cambiar azulejos o modernizar la cocina; estás tomando decisiones que afectan directamente a la autonomía y al bienestar de una persona querida. Por eso nos tomamos muy en serio la manera de acompañarte.
Primero escuchamos: qué le cuesta más a tu madre o a tu padre, qué miedos tiene, qué rutinas no quiere perder. Con esa información proponemos una forma concreta de adaptar el piso para una persona mayor que no sea un “copia y pega”, sino algo pensado para ese hogar en concreto. Después, estudiamos si estamos ante el típico piso de Eixample, un bajo con patio, una vivienda en finca antigua o un ático reducido, porque no es lo mismo trabajar en una gran vivienda que afrontar una mejora de accesibilidad en viviendas antiguas catalanas con mil condicionantes estructurales.
A partir de ahí, trazamos un plan realista, por fases si hace falta, combinando reformas accesibles en pisos con cambios de mobiliario, iluminación y pequeños detalles que marcan una gran diferencia: la altura de un interruptor, la posición de una barra, el tipo de pavimento en la ducha, la colocación de una mesilla de noche. Y lo ejecutamos intentando que la persona mayor esté el menor tiempo posible sin baño operativo o sin cocina funcional.

Al final, más allá de la obra en sí, lo que buscamos es que, cuando todo termina, la frase que escuchamos sea algo así como: “Ahora me muevo más tranquila por casa, ya no estoy pendiente de tropezar”. Si conseguimos eso, sabemos que todas estas decisiones, desde adaptar vivienda antigua en Barcelona hasta introducir soluciones accesibles para pisos pequeños en Barcelona, han merecido realmente la pena. Porque al final no se trata solo de reformar un piso, sino de cuidar la forma en que tus mayores viven cada día en su hogar.
Preguntas frecuentes sobre viviendas accesibles
1. ¿Por dónde empiezo si quiero adaptar la casa de mis padres?
Lo primero es detectar riesgos: bañera alta, escalones sueltos, pasillos estrechos y zonas oscuras. A partir de ahí se priorizan baño, suelos y luz, y después se pasa a puertas, cocina y dormitorio.
2. ¿Qué cambios en el baño son más urgentes para una persona mayor?
Normalmente: sustituir la bañera por ducha a ras de suelo, añadir barras de apoyo bien ubicadas, mejorar la iluminación y, si es posible, subir un poco la altura del inodoro para facilitar sentarse y levantarse.
3. ¿Se puede adaptar un piso muy pequeño sin perder espacio?
Sí. En pisos reducidos funcionan bien las puertas correderas, los muebles ligeros, el almacenaje vertical y la eliminación de obstáculos en el suelo. A menudo reorganizar el mobiliario ya mejora muchísimo la seguridad.
4. ¿Cómo se adapta un piso antiguo sin perder su estilo?
Se conservan los elementos con carácter (suelos, molduras, carpinterías) y se actúa sobre barreras concretas: peldaños, puertas estrechas, suelos resbaladizos o mala iluminación. La idea es que siga pareciendo el mismo hogar, pero más cómodo.
5. ¿Puedo hacer la adaptación del hogar por fases para controlar el gasto?
Claro. Lo habitual es empezar por el baño y los puntos de mayor riesgo de caída y, después, abordar pasillos, dormitorios y cocina. Planificar por etapas permite ajustar el presupuesto sin renunciar a la seguridad.